¿Qué es el cólico del lactante?
Los cólicos del lactante son episodios recurrentes de llanto o irritabilidad, que se suceden sin causa aparente en el lactante y que los cuidadores no son capaces de resolver. Suele aparecer a partir de los 15 días de vida, siendo especialmente frecuente en torno al mes y medio de vida y suelen remitir aproximadamente a los 4 meses.
Es una situación frecuente, pues en torno a una quinta parte de los niños padecen estos cólicos del lactante en sus primeros meses de vida.
La causa de los cólicos del lactante no se conoce del todo bien, y se proponen varias explicaciones. Pueden estar influidos por factores psicológicos y sociales, como una excesiva estimulación del bebé, una respuesta exagerada o ansiosa ante el llanto del bebé, cambios constantes en la rutina diaria, así como el cansancio y la inexperiencia de los padres (es más frecuente en el primer hijo).
Por parte del bebé, puede existir una hipersensibilidad ante determinados estímulos, así como la propia inmadurez de su sistema digestivo que condiciona mayor facilidad para que las fibras musculares se contraigan, generando cólicos dolorosos y dificultad para la expulsión de los gases. Puede también influir la presencia de estreñimiento o alteraciones en la flora intestinal.
Aunque son frecuentes indistintamente del tipo de lactancia, parece encontrarse una menor incidencia en los bebés alimentados con lactancia materna. La alergia a la proteína de leche de vaca puede ser un desencadenante de una pequeña parte de los casos, que mejorarían al emplear una fórmula láctea especial o al retirar los lácteos de la dieta de la madre en los bebés alimentados con lactancia materna.
¿Cuáles son los síntomas?
Es normal que un bebé llore en determinadas situaciones: porque tenga hambre o sed, incomodidad por calor, frío o el pañal mojado, ruido ambiental o, simplemente como forma de reclamar atención o contacto con sus padres. En estos casos el bebé se tranquiliza si se satisfacen sus demandas. Pero en el cólico del lactante, el bebé sigue llorando.
Son episodios de llanto intenso, de inicio agudo, de predominio vespertino – nocturno, que pueden prolongarse desde minutos hasta varias horas. El bebé suele adoptar una posición en flexión de piernas sobre el abdomen, con puños cerrados, tono aumentado generalizado, manteniéndose vigoroso y con enrojecimiento facial por el llanto. Tras el cese del llanto, el bebé presenta un aspecto normal.
¿Es necesario realizar alguna prueba complementaria para su diagnóstico?
Habitualmente no se requiere ninguna prueba diagnóstica, pues el diagnóstico viene dado por el llanto característico unido a una exploración normal del bebé. En la exploración se buscan otras causas que puedan provocar dolor (contusión, otalgia, hernia incarcerada, invaginación intestinal, vólvulo,…), en todas ellas existe alteración a nivel de la exploración física.
¿Qué consecuencias tiene sobre el bebé?
Afortunadamente, pese a todas las preocupaciones que puede generar, los cólicos del lactante son un trastorno benigno, que desaparece por sí sólo tras los primeros meses de vida y que no produce secuelas en el niño.
¿Existe tratamiento?
No existe un tratamiento específico para los cólicos del lactante. Es necesario tranquilizar a la familia y entender que es un trastorno benigno y transitorio. Es importante que su pediatra descarte otras entidades como se ha mencionado anteriormente.
En primer lugar, tras comprobar que el bebé está limpio y seco y no tiene hambre, es coger al niño en brazos para reconfortarlo, buscando la posición en que se encuentre más cómodo. Realizar un suave masaje en el abdomen o en la espalda, puede ayudar. Algunos se encuentran más a gusto envueltos en una manta y en contacto estrecho con su cuidador, mientras que otros prefieren estar más libres. A veces el llanto calma meciéndolo suavemente, columpiándolo en una hamaca o dando un paseo.
Si el bebé toma con mucha avidez es posible que trague mucho aire. Tras las tomas es conveniente mantenerlo en posición vertical unos minutos, para facilitar la expulsión de gases. Si se trata de un bebé alimentado con lactancia materna, es importante asegurarse de que vacíe bien el pecho antes de cambiarlo al otro, dado que la leche que sale al vaciar por completo el pecho es más rica en grasa y energía, por lo que sacia mejor el hambre.
Es bien sabido, que estas situaciones generan mucha ansiedad y cansancio en los padres, por eso es importante facilitar el relevo del cuidado del bebé, buscando apoyo de algún familiar en aquellos casos que sea necesario.
Aunque existen varios medicamentos y productos de parafarmacia comercializados para los cólicos del lactante, su eficacia está en entredicho. Lo mismo se puede decir de las infusiones y de los productos de homeopatía. Es importante tener en cuenta que algunas plantas naturales, como el anís estrellado, pueden ser peligrosas, pues administradas en exceso, pueden inducir intoxicaciones graves. Se ha observado que algunos lactantes pueden mejorar utilizando algún tipo de probióticos (microorganismos propios de la flora intestinal), pero su eficacia de momento sigue en estudio.
Dra. María Sánchez Carbonell
Especialista en Pediatría y sus Áreas Específicas.