Tras un año desde que surgió el virus SARS-COV2 en China y casi un año desde el confinamiento en España, nos encontramos de nuevo en una situación límite.
Después de meses disponemos de más información de este coronavirus, aunque seguimos aprendiendo y desconocemos qué puede ocurrir en un futuro próximo.
Cierto es que las primeras informaciones que nos llegaban, y a la vez íbamos transmitiendo, fueron incluso cambiantes o contradictorias (no iba a ser peor que una gripe, las mascarillas no eran necesarias, no se transmitía por aerosoles, utilidad de algunos fármacos …).
En lo que sí que no hay duda alguna es que cuanto más contacto haya entre la población, más fácil se lo pondremos al coronavirus para que propague la infección. Más fácil lo tendrá si desoímos a aquellos que nos piden “responsabilidad individual”, cuando en algunos casos ellos mismos han sido irresponsables.
Todos estamos fatigados por la situación. Todos estamos sufriendo esta fatiga pandémica. Todos tenemos ganas de volver a viajar, de poder celebrar eventos, de poder abrazar, de volver a estar reunidos… Pero a esta fatiga situacional se suma la fatiga sanitaria por el desbordamiento de la sanidad. No solo cansancio físico, sino también hartazgo de observar el poco civismo e insolidaridad de algunos. Esos pocos que siguen negando o no queriendo ver la realidad.
Todos los centros hospitalarios han tenido que incrementar el número de camas para pacientes graves o de intensivos (si las matemáticas no fallan, si doblas el número de camas es el 200%, no el 47 ni el 65%). Se han tenido que ubicar camas en espacios no destinados para ellos como cafeterías, halls e incluso capillas. Se han suspendido intervenciones y consultas, destinando prácticamente todos los recursos materiales y sanitarios a la atención de COVID.
Afortunadamente disponemos de más material de protección y más material de asistencia respiratoria. Por fortuna nuestros pacientes pediátricos no presentan porcentajes de gravedad como el adulto, y se ha visto menguado otras infecciones como la gripe o las bronquiolitis. ¿Pero se han parado a pensar qué puede ocurrir si este virus sigue a sus anchas? El virus continuará mutando como lo hacen el virus de la gripe o el VIH. Parece que nuevas variantes están siendo más contagiosas. Además quizás alguna nueva mutación podría hacer que los niños sufrieran la enfermedad no de manera leve, o tal vez una nueva mutación podría hacer que la eficacia de las vacunas que ya se han comenzado a administrar se viera reducida (desconozco si a fecha de publicación a los sanitarios en ámbito privado ya se le ha administrado la vacuna como así han administrado a “todo” personal sanitario o no de la sanidad pública).
Desde la primera ola se han incrementado los casos pediátricos del 1% al 10-12% del número total de diagnosticados, y aunque se han solicitado más estudios en ellos, también el aumento es debido por una mayor contagiosidad. Contagios debidos, en la mayoría, a las reuniones sociales o dentro de los propios convivientes, más que al contagio dentro del ámbito escolar. Desde las AMPAs y el profesorado se está solicitando el cierre de los centros escolares y continuar las clases de manera telemática.
Nuestras propias actuaciones, y no solo durante el periodo navideño, nos abocan a medidas más restrictivas de movilidad, con la cada vez mayor merma económica, social y educativa. Sin poder descartar un nuevo confinamiento si no se produce una mejoría en el número de contagios, ingresos y muertes.
Respondiendo a la pregunta del encabezado: Sí. Desgraciadamente nos queda mucho tiempo de convivencia con este virus. Que lo hagamos en mejores o peores condiciones únicamente depende nosotros.
Como médico pediatra que soy, y así como lo llevan haciendo todos mis compañeros sanitarios, les pedimos que por favor nos ayuden. El sistema sanitario público-privado, una vez más reuniendo todos los recursos para atenderles en las mejores condiciones, está al límite.
Les recordamos de nuevo, la importancia de las únicas medidas (junto a la vacunación) capaces de frenar la pandemia:
– distanciamiento social
– lavado de manos
– mascarilla
Incluso la distancia de los 2 metros puede no ser suficiente en espacios cerrados o al realizar deporte sin mascarilla. Cuanta más distancia entre nosotros y menos tiempo se retire la mascarilla, el riesgo será menor.
Desde Clínica HLA Vistahermosa seguiremos atendiéndoles con las medidas higiénicas adecuadas. Les recordamos la importancia de la puntualidad en sus citas en consultas. También disponen de la opción de consultas telefónicas para intentar evitar desplazamientos.
Por favor, ayúdennos para que podamos ayudarles. Respeten las medidas establecidas en cada momento.
Dr. Javier Perona Hernández
Especialista en Pediatría. Unidad de Pediatría HLA Vistahermosa.