Hay muchos falsos mitos alrededor de la dieta vegana y entre ellos está la falta de nutrientes al no consumir alimentos a los que estamos acostumbrados como carne, pescado, huevos y lácteos, así como todos sus derivados.
Ser vegano es un estilo de vida marcado por una alimentación libre de los grupos de alimentos nombrados anteriormente. El ser humano se ha considerado, a nivel alimentario, como omnívoro incluyendo en su dieta tanto alimentos de procedencia animal como vegetal, considerando que el aporte nutritivo se complementa a nivel macro y micronutriente.
El mundo de las semillas…
Pocos alimentos existen con más beneficios que las semillas. Al estar preparadas para que una planta pueda nacer desde un espacio tan pequeño, las semillas concentran grandes cantidades vitaminas y minerales, convirtiéndose en un alimento muy rico en nutrientes.
Semillas de sésamo
Las semillas de sésamo son altamente nutritivas poseyendo una enorme cantidad de minerales, sobre todo calcio, fósforo, hierro y magnesio, lo que las convierte en un aliado fundamental para nuestros huesos. Por su triptófano y tiamina son muy recomendadas frente a la depresión, el insomnio, el estrés y la depresión.
Al igual que la mostaza, es eficaz en los problemas del sistema respiratorio, especialmente en la eliminación del exceso de mucosidad por la riboflavina. son beneficiosas para nuestra piel por su vitamina E y sus grasas poliinsaturadas ayudan a mantener los niveles de colesterol. Por último, el sésamo protege las arterias frente a la formación de ateromas. Para su correcta asimilación deben consumirse molidas.
Semillas de amapola
Las semillas de amapola son uno de los alimentos con una mayor concentración de minerales que podemos encontrar: calcio, fósforo, manganeso, magnesio, zinc, cobre, hierro, etc… una pequeña aportación, supone un importante aporte para nuestro organismo. Estas semillas son muy recomendables para el correcto funcionamiento y regulación del sistema nervioso. Por sus alcaloides nos ayudan a relajarnos, a dormir mejor y frenar el estrés y la ansiedad. Por otra parte, la vitamina C y la vitamina E refuerzan nuestras defensas y cuidan nuestra piel. Por su contenido en Omega 3 y Omega 6 prevenimos enfermedades cardiovasculares, ayudándonos a regular el colesterol. Es mejor molerlas previamente para aprovechar todos sus nutrientes.
Semillas de chía
Las semillas de chía son muy populares. Gracias a sus antioxidantes previenen el envejecimiento y ayudan a la salud de nuestras células. También tienen un porcentaje elevado de fibra, lo que regula el tránsito intestinal y protegen la mucosa del estómago. Regulan el colesterol en sangre reduciendo los niveles glucosa y la hipertensión y tienen calcio y magnesio para nuestros huesos. Por otra parte, también contienen potasio y zinc, ideal tanto para el trabajo físico como para el intelectual. Para aprovechar mejor sus nutrientes hay que molerlas y luego remojarlas entre 10 y 15 minutos hasta que se forme una gelatina que las cubre donde están sus mayores beneficios.
Semillas de calabaza
Las semillas de calabaza propician la síntesis del colágeno, algo vital para el correcto latido del corazón y la elasticidad de las arterias. Suponen un buen aporte de magnesio, lo que nos ayuda a conseguir una correcta absorción de calcio en nuestros huesos. Su aporte de zinc nos ayuda a proteger nuestro hígado, reforzando nuestras defensas y favoreciendo la cicatrización de heridas. En combinación con su potasio actúa como relajante muscular después de realizar ejercicio. Son un buen aporte de Omega 3, contribuyendo al correcto funcionamiento del sistema circulatorio y nervioso. No podemos olvidar que regulan el azúcar en sangre, previenen contra el cáncer de próstata, y son útiles durante la menopausia contra los sofocos. Contienen triptófano, eficaz para conciliar el sueño, además de tener propiedades antiinflamatorias.
Semillas de girasol
Las semillas de girasol resultan muy útiles para regular los niveles de colesterol, aumentando el ‘bueno’ y colaborando en la eliminación del ‘malo’, además de controlar la circulación de triglicéridos en sangre. Su tiamina regula el sistema nervioso y refuerzan nuestras defensas. También es una buena fuente de fibra. Son útiles durante el embarazo por su ácido fólico y su vitamina E es recomendable para la salud de nuestra piel. Tienen un alto valor calórico por lo que se recomienda consumirlas con moderación, siempre crudas y sin salar.
Semillas de lino
Las semillas de lino también contienen una buena cantidad de Omega 3 y Omega 6, dos ácidos grasos esenciales muy importantes para la salud de venas, arterias y de nuestro corazón, previniendo el infarto de miocardio y elevando el colesterol bueno y reduciendo el malo. Por su alto contenido en compuestos fenólicos resulta un potente antioxidante, conservando la salud de nuestras células y controlando el crecimiento irregular de las mismas, lo que ayuda en la prevención de los distintos tipos de cáncer. Además, su efecto lubricante sobre los intestinos ayuda a regular nuestro tránsito intestinal y hace que la evacuación de las heces sea más fácil. Por último, protegen la mucosa gástrica de nuestro estómago y controla los niveles de azúcar en sangre.
Como se puede observar, las semillas a pesar de su pequeño tamaño son todo un mundo de nutrientes que sin duda ayudarán a toda persona que quiera seguir una alimentación vegana a complementar algunos de los nutrientes que aportan los alimentos de origen animal. Eso sí, es muy importante formarse adecuadamente para poder llevar una dieta vegana completa y sin carencias, por ello te recomendamos que acudas a un profesional de la alimentación, es decir, a un Nutricionista que pueda asesorarte sobre cómo alimentarte.
Raquel Escortell y Rocío Bueno. Nutricionistas HLA Vistahermosa.