Dra. Carmen Terencio Alemany– Coordinadora Unidad de Dermatología HLA Vistahermosa
Uno de los problemas dermatológicos más frecuentes en nuestras consultas suele ser la de los pacientes con piel sensible. Este problema afecta tanto a mujeres como a hombres y suele ir asociado a otras patologías. Un paciente con piel sensible suele experimentar una sensación particular y específica como picazón, quemazón, dolor, prurito y hormigueo en respuesta a estímulos que no debería provocarlos en situaciones normales.
Estas sensaciones desagradables no se pueden explicar en algunos casos por la existencia de lesiones cutáneas ya que la piel puede presentar una apariencia normal o eritematosa (enrojecida) y aparecer en cualquier localización.
La cara es la zona más frecuente debido a la cantidad de productos que nos aplicamos en el rostro y la existencia de una mayor densidad de fibras nerviosas. La zona más sensible de la cara son los huecos nasolabiales, seguido de los pómulos, frente, mentón y labio superior.
Las causas de este tipo de patología cada vez más frecuente se desconocen, aunque se relaciona con alteraciones de la función de la barrera cutánea, ya que se ha observado una mayor permeabilidad de la misma, así como un aumento de la pérdida de agua transepidérmica. También está relacionada con el adelgazamiento de la capa córnea, piel seca, rosácea y dermatitis atópica. Los factores ambientales han sido estudiados, pero aún no existen datos concluyentes. Sí se ha visto una relación con el uso de tintes del pelo, que en algunos casos pueden desencadenar brotes de piel sensible.
Otro mecanismo posible es la activación de proteínas sensoriales que están en la superficie de las células de la epidermis y de las terminaciones nerviosas intraepidérmicas y que se pueden activar por cambios de temperatura, principalmente la exposición a calor.
Una de las características de la piel sensible es el enrojecimiento cutáneo, debido a una dilatación de los vasos sanguíneos de la dermis. Se cree que la histamina y otros agentes vasoactivos circulantes pueden jugar un papel importante en esa vasodilatación que en muchos casos es permanente.
Finalmente, el stress puede iniciar o exacerbar un cuadro de piel sensible por lo que es esencial tener en cuenta ese aspecto psicológico para ofrecer una solución global y efectiva a las personas con una piel tan frágil.
El manejo de estos pacientes no es sencillo. En general no toleran bien la mayoría de los productos cosméticos por lo que se deben aplicar productos con el menor número de ingredientes. Para la limpieza de la piel es mejor usar lociones limpiadoras, cremas de ducha con una composición de lípidos similar a la piel y utilizar filtros solares ya que las radiaciones ultravioletas incrementan la liberación de neuropéptidos que provocan vasodilatación y quemazón. Sin embargo, algunos fotoprotectores pueden empeorar la piel sensible.
Por todo ello recomendamos acudir siempre a la consulta de un especialista dermatólogo que pueda asesorar al paciente sobre los productos y tratamientos más adecuados para esta patología.
En el centro médico V77 disponemos de un amplio equipo de Dermatólogos que te pueden ayudar.