Las manchas en la piel son uno de los motivos de consulta más habituales en las clínicas dermatológicas, y aunque en la mayoría de las ocasiones se trata de procesos benignos, el impacto estético de las manchas es otra de las preocupaciones que lleva a los pacientes a consultar sobre ellas. En términos generales, la principal causa de la aparición de manchas es la radiación ultravioleta. Sin embargo, la edad, los factores hormonales, la predisposición genética o la polución también influyen en su aparición.
¿Son todas las manchas iguales?
No, existe una gran variedad de manchas en cuanto a origen, riesgo y aspecto, y es por ello por lo que el primer paso antes de tratarlas es siempre un diagnóstico adecuado por parte del dermatólogo para poder orientar el tratamiento de forma adecuada.
En primer lugar, es necesario distinguir las manchas solares de los nevus (o lunares para la población general). Los nevus o lunares son manchas de pequeño diámetro (normalmente menores de 1 cm) que suelen aparecer desde la infancia y están formadas por una agrupación de células denominadas melanocitos. A diferencia de las manchas solares los nevus no suelen cambiar y aumentar de tamaño en la edad adulta, y en caso de hacerlo es necesario que sean valorados por el dermatólogo.
Con respecto a las manchas, también dentro de este grupo podemos encontrar varios tipos:
Léntigos solares
- Los léntigos o manchas solares son una de las principales manifestaciones del fotoenvejecimiento y de haber sufrido quemaduras solares (aunque hayan pasado años). Se localizan generalmente en las zonas del cuerpo donde se ha recibido una mayor exposición solar a lo largo de los años como son la cara, el escote, los hombros, antebrazos y dorso de las manos; aunque pueden aparecer en cualquier zona. Son manchas marrones claras u oscuras, de bordes irregulares y generalmente planas.
- Los léntigos no producen ningún síntoma (dolor, picor…) pero sí es frecuente que vayan aumentando en número y en intensidad con los años, especialmente cuando no se utiliza una fotoprotección adecuada.
- Es fundamental saber que los léntigos faciales pueden confundirse con un tipo de melanoma facial, una lesión maligna y que necesita tratamiento quirúrgico. Por eso insistimos de nuevo en que antes de cualquier tratamiento es necesario un buen diagnóstico dermatológico.
Melasma
- El melasma es otro tipo de hiperpigmentación que ocurre por una predisposición
genética y hormonal, aunque la radiación solar es la principal causante de su oscurecimiento. El melasma suele aparecer en mujeres, con más frecuencia en aquellas
que toman anticonceptivos, durante el embarazo o en otras patologías. - Se trata de una hiperpigmentación (mancha) difusa, de bordes poco claros, de coloración marrón o grisácea y que suele aparecer en ciertas zonas de la cara como son
las mejillas, el centro de la frente, el labio superior o el mentón. - Este tipo de manchas tampoco produce ningún síntoma, pero es muy frecuente que se
oscurezcan de forma intensa después del verano o tras cualquier exposición solar.
Queratosis seborreicas
- Las queratosis seborreicas tienen un origen diferente, aunque suelen ser más frecuentes en zonas que se han expuesto al sol durante los años, la influencia genética en este caso es fundamental. Suelen aparecer en adultos, generalmente a partir de los 30 años y van aumentando progresivamente con la edad. Ocasionalmente pueden aparecer nuevas queratosis seborreicas a un ritmo muy rápido y esto es frecuente durante el embarazo o en otras situaciones, pero lo habitual es que posteriormente el ritmo de aparición vuelva a enlentecerse.
- Se trata de manchas de superficie rugosa, a veces muy abultadas, de color desde marrón claro hasta negro, de tamaño variable y que pueden producir picor, especialmente cuando aparecen por primera vez.
- Se pueden confundir con otras lesiones, pero como ocurre con los léntigos y el melasma se trata de lesiones completamente benignas.
Como es lógico, el hecho de que cada tipo de mancha tenga un origen distinto hace necesario emplear diferentes técnicas para el tratamiento de cada una de ellas.
¿Cómo se tratan las manchas?
Despigmentantes: El tratamiento con productos despigmentantes, ya sea formulados por el propio dermatólogo o bien en forma de productos disponibles en el mercado, es útil en el caso del melasma, aunque en todos los casos es necesario un seguimiento dermatológico estrecho y probablemente requieran el uso de otros tratamientos.
Crioterapia: La crioterapia es una técnica muy utilizada en las consultas de dermatología que consiste en la congelación de la lesión utilizando nitrógeno líquido. Tras la congelación las células de la lesión sufren un proceso de apoptosis (muerte de las células previamente congeladas) y
desaparece. Es especialmente útil en queratosis seborreicas y algunos léntigos.
Electrocoagulación: Al igual que con la crioterapia, en este caso se produce una necrosis de las células por calor ya que se coagulan las proteínas de la piel mediante un dispositivo que utiliza energía eléctrica. Se utiliza ocasionalmente para las queratosis seborreicas.
Láser: Los tratamientos con láser son los más específicos para las manchas solares, especialmente para los léntigos. Dado que los léntigos afectan a las capas superficiales de la
piel, se eliminan de forma sencilla y selectiva con los láseres, evitando las cicatrices que pueden tener otras técnicas. Existen diferentes tipos de láser para el tratamiento de estas lesiones:
- Láser Q-Switched: Muy eficaz frente a los léntigos solares, con una mínima irritación posterior desaparecen en pocas sesiones.
- Luz pulsada: Con este tratamiento se pueden tratar áreas extensas (cara, escote, brazos…) y se eliminan los léntigos además de conseguir una mejora en la calidad de la piel. Es frecuente una ligera irritación tras el tratamiento y oscurecimiento transitorio de las manchas los primeros días tras el uso de la luz pulsada, pero posteriormente van desapareciendo en unos días.
Peelings químicos: Los peelings químicos utilizan diferentes tipos de sustancias ácidas que permiten una renovación de las capas superficiales o medias de la piel y de esta manera favorecen la eliminación de manchas solares e incluso ayudan a la mejoría del melasma. Suelen producir picor ligero o moderado durante su aplicación y en algunos casos hay descamación durante los días posteriores al tratamiento, pero aplicados de forma correcta mejoran el tono y la calidad de la piel sin producir ninguna cicatriz posterior.
¿Hay que hacer algún mantenimiento?
Evidentemente, las manchas solares u otro tipo de lesiones cutáneas requieren un mantenimiento adecuado tras cualquier tratamiento, y los dermatólogos somos especialistas en aconsejar los cosméticos y las pautas necesarias para conseguir que los resultados sean lo más duraderos posibles.
Antes de realizar cualquiera de los tratamientos es fundamental un diagnóstico dermatológico especializado tras lo cual se establece un plan de tratamiento personalizado. Todos los tratamientos mencionados están disponibles en nuestra clínica.
Dra. Inés Escandel