¿Qué es el estreñimiento?
El estreñimiento se define como la disminución en la frecuencia de las deposiciones y/o heces difíciles de evacuar, durante al menos 3 meses. La dificultad para evacuar las heces incluye: el esfuerzo, la sensación de evacuación incompleta, heces duras, tiempo prolongado para defecar y necesidad de maniobras manuales.
Como orientación, podríamos decir que los recién nacidos y lactantes alimentados con lactancia materna suelen tener dos deposiciones al día. El lactante con alimentación complementaria tendrá al menos tres por semana, y el niño mayor, dos por semana.
Estrictamente hablando, un niño padece estreñimiento si cumple dos o mas de estos síntomas durante al menos un mes:
1) Dos o menos deposiciones por semana
2) Historia previa de retención fecal excesiva
3) Defecación dolorosa o deposiciones duras o caprinas
4) Deposiciones voluminosas
5) Presencia de gran masas fecal en el recto
En los niños continentes además se usan otros dos criterios:
6) Incontinencia fecal al menos una vez a la semana
7) Deposiciones voluminosas que obstruyen el WC
Existen algunas situaciones que generan un cambio en la frecuencia y/o consistencia de las heces, que es transitoria, no precisa tratamiento, y que no debemos confundir con estreñimiento, como por ejemplo:
– alteración en las características de las heces cuando se produce el cambio de leche materna a leche artificial; lo que también puede ocurrir con la introducción de la alimentación complementaria.
– también es importante diferenciar el estreñimiento de la disquecia del lactante, en la que el bebé sano de menos de 6 meses, llora o empuja con esfuerzo antes de realizar una deposición normal. Esta situación que a veces preocupa a los padres no es patológica, ya que se debe a la falta de coordinación entre la presión abdominal y la relajación del suelo pélvico, y se resuelve espontáneamente.
¿Qué lo provoca?
En la mayoría de los casos, se desconoce la causa que provoca el estreñimiento, pero hay varios factores que pueden contribuir a padecerlo como son:
– factores constitucionales y hereditarios
– condicionantes psicológicos y educacionales
– dolor en la defecación
– factores dietéticos: beber poco líquidos, tener una dieta poco equilibrada, abusar de los hidratos de carbono, tomar poca fibra, utilización de ciertos fármacos, …
¿Cómo se presenta?
La mayoría de los padres consultan por disminución del número de deposiciones, pero también pueden aparecen estrías sangrantes, dolor o rechazo a la defecación, prolapso rectal e incluso falsa diarrea por rebosamiento. Una de las complicaciones del estreñimiento es la encopresis, en la que se produce un escape involuntario de las heces provocado por rebosamiento de la ampolla rectal. Este es un problema importante ya que se produce en niños que generalmente son continentes, y provoca gran malestar al ensuciarse la ropa interior de forma involuntaria
Es importante resaltar que la principal causa de dolor abdominal crónico en los niños por la que se consulta en atención primaria es el estreñimiento.
¿Cómo se diagnostica?
Su pediatra realizará varias preguntas y un examen físico detallado, y en la mayoría de los casos llegará al diagnóstico sin necesidad de hacer pruebas complementarias. Una herramienta muy útil para obtener información es rellenar un calendario donde se anota la frecuencia de las deposiciones y las características de las heces.
Utilizamos la escala de Bristol para valorar cómo son las heces.
Los tipos 1 y 2 corresponden a estreñimiento; 3 y 4 son heces normales; y los tipos 5, 6 y 7 corresponden a heces diarreicas.
¿Cómo se trata?
El principal objetivo es eliminar el dolor con la defecación, para lo cual podremos utilizar un laxante para ablandar las heces y así evitar cronificar el cuadro. La primera opción terapéutica y la más eficaz es el PEG (Polietilenglicol) oral, que en caso necesario, será recetado por su pediatra.
La fisura anal es a veces el origen del dolor y por lo tanto debe ser tratada. El abordaje es esencialmente local: higiene después de cada deposición y aplicación de una crema cicatrizante/corticoides, según le recomiende su pediatra. Paralelamente se debe insistir en los consejos dietéticos.
En el caso de los lactantes, debemos vigilar que la preparación de los biberones es correcta, ya que un aumento de la concentración por error podría provocar estreñimiento. Por otra parte, actualmente, no está comprobado que el cambio a leche de inicio por leche hidrolizada o de soja mejore los síntomas.
Parte esencial en el tratamiento es explicar al niño y la familia en qué consiste y cuáles son los objetivos que queremos alcanzar. Para ello tenemos que tranquilizar al niño y a sus cuidadores, insistir en la necesidad de mantener el tratamiento a largo plazo, corregir errores dietéticos, y generar un hábito defecatorio: intentar deponer en horarios fijos después de las comidas, evitar lavabos en los que no se sientan cómodos, hacer partícipe y responsabilizar al niño si es mayor, y utilizar el refuerzo positivo.
Los objetivos a largo plazo serán: obtener una deposición al día o cada dos días, que desaparezca la fuga de heces, mantener las medidas dietéticas y los hábitos defecatorios.
Dra. Nuria Martínez Pastor
Pediatra HLA Vistahermosa
BIBLIOGRAFÍA:
– Ortega Páez E. Guía de Algoritmos en Pediatría de Atención Primaria. Estreñimiento funcional en el niño. AEPap.
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– M. Mata Jorge, R. da Cuña Vicente. Pediatr Integral 2015; XIX (2): 127-13
– Estreñimiento y encopresis. Protocolos de la Asociación Española de Pediatría.